Un país en mi mochila.

Debido a una serie de compromisos relacionados con mi labor de cronista (y sobre los cuales, a su debido tiempo, os ofreceré cumplida cuenta), me voy a ver obligado a pasar unos días alejado de todos vosotros. Por ello, os prevengo que esta incalificable urbe va a permanecer desacostumbradamente inactiva durante las próximas jornadas y comprendo que a muchos de los que ya estáis acostumbrados a contar aquí con alguna que otra novedad (más o menos a diario) este hecho pueda resultaros un tanto fastidioso.

Aprovechando la coyuntura y, como suele decirse, “haciendo de la necesidad virtud”, me gustaría recordaros (sobre todos  aquellos que habéis llegado más recientemente y accedéis al lugar a través de las aplicaciones móviles)  que en la versión web de este sitio encontraréis una oferta de contenido mucho más amplia y diversa con la que, tal vez (y sólo tal vez) sea posible mitigar en parte vuestra espera.

Si no os complace esta alternativa, me vais a disculpar el atrevimiento al proponeros otra (casi con toda seguridad… mejor). Sin duda ya estáis al corriente de la cantidad de actividades que, durante estas fechas, se desarrollan en torno a la lectura y me gustaría sugeriros que; al menos en esta ocasión; os dejarais arrastrar por la tendencia dominante y os asomarais a algún libro (no importa cual)  a fin de alimentar ese habito tan saludable y enriquecedor que emana de las palabras.

Únicamente me resta pediros disculpas por mí, por otro lado, justificada ausencia y prometeros que volveré a estar con todos vosotros a la mayor brevedad posible.

Mis saludos y sed muy felices.