Visión de conjunto.
A bastantes de nosotros nos
resulta familiar la expresión “sueño
americano”; frase con la que se pretenden ensalzar las virtudes del estilo
de vida de la sociedad estadounidense. El lema en cuestión; si bien se ve
sustentado por los casos de un buen número de individuos que, a pesar de sus
humildes orígenes, han logrado alcanzar un éxito notable; no es, empero, un
reflejo extrapolable al conjunto de la población norteamericana. Por otro lado,
el éxito asociado a dicho “sueño”
sólo se extiende si va unido a la fama, la riqueza material o; a ser posible;
ambas cosas a la vez.
He querido sacar a relucir esta
cuestión debido a que, en Qarpadia; se produce un fenómeno; hasta cierto punto,
similar. Es algo que me ha costado asimilar debido a mi desconocimiento inicial
y a mis propios prejuicios personales, pero, con el tiempo, he ido aprendiendo
a encajar las piezas que conforman la peculiar idiosincrasia por la que se rige
este espacio y a entender las peculiaridades y entresijos que esconde su
lógica.
Partiendo de la base de que no es
posible alcanzar una preponderancia económica en el seno de la nación
invisible, por carecer ésta de una unidad monetaria que estructure su régimen
social, el prestigio que se pudiera obtener nunca vendrá determinado por el
factor pecuniario. No queda, por tanto, más remedio que adherirse al régimen “meritocrático” imperante e ir ascendiendo
en el escalafón social a través de una actitud seria y comprometida en pos del
bien común.
La propia enseña que sirve de
símbolo visible para toda esta comunidad, aparece muchas veces acompañada del
lema latino “Labor Omnia Vincit” (literalmente: el trabajo lo vence todo). Tengo que admitir que…, la primera vez
que vi impresa dicha máxima, francamente, tuve la impresión de que destilaba
cierto tufillo totalitario; algo que, por otro lado, no debería extrañarme en
demasía teniendo en cuenta que el concepto de servidumbre no sólo se acepta
como algo natural, sino que, además, constituye la piedra angular sobre la que
se asienta su singular ordenamiento colectivo.
Eso es lo que se desprende de un
análisis preliminar basado en aquellas cuestiones más visibles y evidentes; en
aquellas sobre las que se detiene el ojo del recién llegado, por otro lado,
poco acostumbrado a presenciar determinados episodios de naturaleza bien
explícita y, por ende, fácilmente impresionable. Pero no es ahí donde reside la
verdadera esencia de este pueblo. Se podría afirmar que, en Qarpadia, coexisten
dos órdenes paralelos bien diferenciados; aunque, no por ello, ajenos entre sí.
Uno es el ámbito privado; sobre el que no pesa reglamento alguno más que el
determinado por lo que se considera de recibo en cualquier persona honesta y
consecuente. El otro es el que atañe a la esfera pública y su organigrama
social, estructurado de tal forma que todos puedan disfrutar de los mismos
beneficios. Este último tiene carácter preferente sobre el primero si, en algún
momento, llegaran a entrar en conflicto. Partiendo de esa premisa; la de que
todos habrán de remar en la misma dirección; es un deber insoslayable para
cualquier qarpadio de pleno derecho y del que resulta imposible abstraerse si
no es por alguna causa plenamente justificada.
Es en ese ámbito, el público,
donde se obtiene el merecido prestigio cuando se demuestran las dotes, la
valía, y el compromiso personal para con el proyecto de la comunidad. Decir de
alguien que es una persona honorable (entendido ese honor como el compromiso
para con el deber y no como una recompensa o privilegio concedido) es el mayor
reconocimiento al que aspiran quienes han decidido abrazar este estilo de vida,
lo que, en definitiva, resulta ser una buena forma de ligar el propio interés
personal con ese otro de carácter más solidario y desprendido que redunda en beneficio de toda la ciudadanía.
Para terminar con esta farragosa
exposición, me gustaría recuperar una expresión un tanto pesimista en relación
a las virtudes del trabajo y que dice así: “el
trabajo embrutece al hombre y dignifica a la bestia”, aunque; si bien tal
cosa pudiera revelarse como cierta en algunos supuestos; yo añadiría que todo
ello dependerá del objetivo que se persiga con ese trabajo.
Comentarios
Publicar un comentario