Cognomen.
Errante figura que
sacude el desconsuelo
mediante artes
oscuras que atestigua su mirada
ajena al hastío de
enrevesadas virtudes
que al final juegan
en contra si se pretende observarlas.
Versada en el
desengaño de esa bondad que es inquina,
y se sostiene en el
pago de los favores prestados,
arremete con arrojo
contra dobleces y excusas
para exiliarse; más
tarde; de ese universo de antojos.
Descreído e
ingobernable se le juzga desde fuera
por no ceder a un chantaje
tan ricamente adornado
y así lo excluyen
cobardes quienes manejan los hilos
con el fin de
sustraerle su porción en el reparto.
No saben que no le
importa porque esa parte ya es suya
y no hay forma de
extraerla de una esencia ya arraigada
y, por mucho que la
envidien y la deseen con anhelo,
no es posible
recibirla sin construirla en el alma.
Aún así no se
conforman y tratan de arrebatarla
mas la figura se
aleja y los deja sin palabras
recriminando sus
actos mientras les da buena muestra
de esa crítica
vehemente que domina al “jundinaire”.
Sólo quien lo comparte puede comprender su esencia, y aunque sea juzgado con dureza por aquellos que lo desconocen no cesará el empeño por vivir con la mirada que su cognomen le imprime, y así es como Tu y yo vivimos, y así es como deseo seguir sintiendo...
ResponderEliminarBesines dulces
A Tus pies