Días de cine.
Ahora sí que puede decirse que el
otoño se ha apoderado de esta ciudad. La temperatura ha experimentado un
acusado descenso, el ambiente se ha vuelto mucho más húmedo y desapacible e,
incluso, algunos osados copos de nieve se han aventurado a salpicar de blanco
las cumbres circundantes de perfil más elevado.
Hay quienes ya estaban deseando
que esto sucediera para poder sentir la gélida caricia de los vientos del norte
(que constituyen un reclamo perfecto de cara a buscar el calor que emana de
otros cuerpos). Pero, en cambio, son muchos otros los que no quieren tener
constancia del frío ni tan siquiera en pintura y a los que; esta especie de
anexo del verano que hemos tenido la oportunidad de disfrutar; ha resultado ser
todo un lujo. Para estos últimos ha llegado el momento de buscar alternativas a
sus actividades callejeras y, en ese sentido, una buena sesión de cine puede
ayudar a “salvar los muebles” en un
momento dado.
Hasta ahí, todo muy razonable;
pero ahora es cuando entran a formar parte de la ecuación los peculiares
razonamientos con los que nos suelen obsequiar desde las esferas lúdicas. “¿Qué pasa si el film escogido; de entre
todas las opciones que nos ofrece la cartelera; resulta ser un tostón?” “¿Qué
hacer para no desaprovechar ese tiempo y sacarle algo de rédito al desembolso
efectuado en el momento de adquirir nuestra entrada?” Para ellos la
solución es bien sencilla: “En cuanto la
sala se vea envuelta por la penumbra…, resulta bastante sencillo sacarle alguna
clase de partido a la situación”.
Pero…, incluso si hubiera
personas que; por el motivo que fuera; no presentaran una inclinación natural
hacia este tipo de iniciativas, siempre se les podría dar un “empujoncito
visual” mediante la inclusión de ciertos “giros
argumentales” en los próximos estrenos cinematográficos.
Por lo visto no se han parado a pensar
los efectos que esta medida acarrearía sobre la calificación por edades que
pasarían a ostentar muchas de las superproducciones enfocadas, en su mayor
parte; hacia un público infantil y/o preadolescente.
En definitiva. De llegar a calar
entre el gran público tan trasgresora alternativa…, una de dos: o los guionistas
de cine se ponen las pilas e impregnan sus historias de una épica absorbente o,
mucho me temo, las que corren el riesgo de terminar “impregnadas” son las butacas de las salas de proyección (y no de “pasión por el cine” precisamente).
Un saludo a todos y que disfrutéis
de un feliz y cinéfilo fin de semana.
El cine siempre tiene ese algo que invita a lo prohibido, a dejarse llevar por el placer y compartir pequeñas fantasías....
ResponderEliminarCon discreción, eso si, que a ver si por dejarnos llevar acabamos en un lío...;)
Besines dulces
A Tus pies