Documentando una inquietud.

A veces; en esos ratos perdidos; te imagino

en ese estadio previo al descubrimiento

plena de ilusión por aquello que en ti despertaba

y sin albergar demasiada desconfianza hacia tan atípico sentimiento.

Algo confusa, no obstante, te veo documentándote a conciencia,

tratando de entender por boca de otros lo que tan solo tú conocías,

pero que no eras incapaz de exteriorizar aún

por no tener a nadie con quien compartir tus secretos.

Con la firme esperanza de que el momento llegaría,

empleabas muchas de tus horas a fin de estar preparada;

pero cuanto más desvelabas de entre fuentes oficiosas

más discordancia encontrabas con la inquietud que te movía.

Perseveraste, igualmente, encontrando algunas coincidencias

en la experiencia que otros compartieron de buen grado

y que te fueron mostrando algunas pautas

pero que, en definitiva, no te llenaban del todo.

Finalmente; contra todo pronóstico y cuando menos lo esperabas,

se abrió ante ti una puerta que sugería respuestas;

y…, aunque, tal vez, no del modo en que estabas esperando;

sí que vino a suplir las deficiencias que tu formación no contemplaba.

Terminó entonces el tiempo de la teoría y se iniciaba otra etapa;

confusa al principio, puede que hasta un pelín decepcionante;

pero enriquecedora sin duda y garante de tu actual condición.

Mas…, eso es ya otra historia y se mueve por derroteros bien distintos.