¡¡¡Mírame!!!
Cuando me ofreces tu cuerpo
desnudo.
Cuando, en virtud a tu
promesa, renuncias a tu orgullo y cedes ya sin reparos.
Cuando te dispones a
ser el ánfora de mis más bajos instintos.
Cuando, al fin,
sientes en tu interior el calor que emerge de mis ansias.
Cuando todo eso suceda…
… ¡¡¡mírame!!!
Cuando arrecien los
tormentos a los que te ves sometida.
Cuando el agobio acumulado
se te haga insoportable.
Cuando las lágrimas corran
por tus rosadas mejillas
y en el cenit de tu pugna
te llegue a faltar el aire…
…¡¡¡mírame!!!
¿Por qué, si me das el
resto, me escamoteas tus ojos?
¿A qué obedece que
ocultes ese brillo en tu mirada?
¿Acaso temes que
intuya lo que pasa por tu mente
o, simplemente te
escudas para cuidar tu templanza?
Todo eso ya no importa
pues te entregaste en su día
y, todo cuanto
atesoras, me pertenece y lo quiero.
Por eso mírame siempre,
sin plantearte la huida;
por eso mírame siempre…,
para poder ser tu espejo.
Hay ocasiones que con la mirada te entregas por completo... Eso aveces asusta
ResponderEliminarCierto, pero... hay tantas cosa que asustan que, si no hiciéramos ninguna, no sabríamos todo lo que nos estamos perdiendo.
EliminarLo sé, lo sé, en ocasiones es mejor no saberlo, Aunque, claro ¿cómo saberlo?
Un saludo infame visitante. Vuelve cuando quieras.
Hoy, mi Señor, no soy capaz de expresar aquello que deseo y debiera...
ResponderEliminarHoy, mi Señor, si así me lo permites, únicamente dejaré reflejado lo increíblemente bello y abrumador de Tu texto y, con el acogedor impacto que ahora siento, me refugio en mi pensamiento.
Aunque en realidad los motivos no importen pues mi empeño está puesto en cumplir con Tu querer, te prometo expresarte aquello que dará respuesta a esas cuestiones que reflejas, aunque sé que conoces las respuestas, aunque no dudo de que puedes ver en mi,mas no me escudaré en ello e indagaré en mi interior para poder ofrecerte la realidad de todo aquello que tras ello se haya.
Gracias mi Señor por estas palabras...porque sé lo que significan y la oportunidad que me brindan...
A Tus pies mi Señor
Besines dulces
Todo eso está muy bien, aunque; a riesgo de resultar demasiado reiterativo; me reafirmo en mis palabras:
Eliminar¡¡¡Mírame!!!
Un beso y un azote, mi dulce y huidiza sierva.