Asepsia.


Que estamos asistiendo a una nueva revolución en lo que a relaciones de carácter íntimo y/o sentimental se refiere, puede considerarse ya como una realidad manifiesta. Las herramientas con las que contamos en la actualidad nos permiten un contacto entre personas más fluido e inmediato, un acceso a una ingente variedad de contenidos, así como una libertad de acción y elección que; hasta hace bien poco; se nos habría antojado inverosímil.

Todo esto; que, sobre el papel, es muy cierto y que puede llegar a reportarnos múltiples beneficios; resulta también susceptible de ser empleado para alcanzar objetivos mucho menos loables, y es que; ya nos lo advierte el refranero popular; “hecha la ley, hecha la trampa”. El uso fraudulento de todas esas nuevas tecnologías, el engaño recurrente que se ampara tras el anonimato o el auge que están experimentando los casos de determinados “depredadores” que pululan por las redes; son tan solo algunos ejemplos de los males que acechan detrás de estos nuevos recursos puestos a nuestro alcance.

No obstante, existen otro tipo de “contraindicaciones” más sutiles; soterradas si se quiere; que no despiertan, a priori, tanta alarma pero que, igualmente, ya están comenzando a cobrarse su factura. Permitidme que os ponga algunos ejemplos.

El vertiginoso volumen de mejoras al que hemos estado asistiendo en el campo de las telecomunicaciones ha permitido; entre otras muchas cosas; eliminar algunos de los inconvenientes de la lejanía geográfica mediante la notable mejora del intercambio de información. Puedo dar fe acerca de esta circunstancia y de cómo ha posibilitado que relaciones de familiares, de pareja o de amistad, puedan mantenerse en buena sincronía aún estando alejados. Si nos centramos en las relaciones de pareja, toda esta amalgama de novedosos instrumentos no sirve para sustituir ese otro plano de cercanía del que se alimentan el cariño, la complicidad, el deseo…, aunque sí ayuden; y de un modo muy notorio; a superar escollos antes insalvables.


El problema surge cuando pretendemos jugárnoslo todo apostando la totalidad de nuestras esperanzas, precisamente, sobre esos medios virtuales. Cuando fiamos el éxito de nuestras expectativas a los recursos con que nos puede dotar una simple herramienta estamos aceptando tácitamente las limitaciones que nos impone su uso en exclusiva. Lo verdaderamente malo de todo este asunto es que parece como si cada vez estuviéramos asistiendo a más casos de personas que no ven ningún tipo de inconveniente en rendirse a este modo de relacionarse, lo cual, a la larga, genera una suerte de desconexión de la realidad que, finalmente, les impide alcanzar el objetivo que inicialmente perseguían.

Las “relaciones” que se sustentan sólo sobre plataformas digitales adolecen del conocimiento en profundidad que resulta imprescindible tener de aquella persona que nos acompaña en ese tránsito. No rechazo ni critico la necesidad de fantasear o dotar de elementos decorativos que sirvan de estímulo y nos ayuden a sortear los males derivados de la rutina y el hastío, pero abusar de esta serie de recursos únicamente serviría para convertirlos en una parte de esa rutina que pretendemos evitar.

Eso se traduce; en ocasiones; en una “especie” de adicción hacia una forma determinada de entender el sexo. Algunos estudios recientes parecen indicar que, tanto el consumo compulsivo de material pornográfico como la propensión a mantener determinados “affaires” sin que medie un contacto directo entre las personas que participan en el mismo; estimulan al cerebro a segregar dopamina, lo que favorece la aparición de un estado de euforia pasajera de entre una y dos horas de duración. En este sentido, la búsqueda de ese placer fácil e inmediato, guarda bastante relación con los comportamientos que muestran las personas con algún tipo de drogodependencia, ludopatía u otras patologías similares. Se corre el riesgo de caer en una especie de “mono” donde cada vez se haga más necesario “consumir” una “dosis” mayor para obtener la misma “recompensa” que se espera de dicho estímulo. Así mismo, no deja de haber quienes creen ver en el reciente auge que está experimentando todo lo relacionado con el ámbito bdsm una huida hacia delante, que, algunos individuos; en virtud a  esa necesidad de “contenidos más duros e intensos”; están protagonizando por motivos puramente “neuroquímicos”.


Eso por un lado. Pero existe otra cuestión de fondo, tal vez, más enrevesada aún; y es que, sin que se pueda estar hablado de personas asexuales (que, por definición, serían aquellas que carecen de cualquier interés en lo referente al sexo), nos encontramos con gente “sobrecargada” de fantasías pero que; a la hora de la verdad; rehúyen el contacto físico. Parece como si, saturados por algunos clichés y determinados tópicos estéticos, no fueran capaces de soportar la realidad del acto sexual propiamente dicho. Olores, fluidos, situaciones…, en definitiva, todo cuanto deriva de una aproximación íntima y real entre dos personas, les asquea. Su excitación se ve estimulada a través de canales audiovisuales y bajo unos cánones muy concretos, pero siempre a distancia y sin que media una unión física.

Se produce en estos casos una curiosa contradicción (por un lado dependencia y por el otro rechazo), lo que les lleva a adoptar una especie de “asepsia” autoinducida que, rara vez, consigue satisfacer sus verdaderas aspiraciones más allá de un efímero e, indudablemente, breve lapso de tiempo. Además, todo esto no solo tiene su cuota de influencia dentro del plano físico, pues, a nivel emocional, también tiende a generar una serie de carencias que, a largo plazo, pueden resultar bastante difíciles de revertir.



Se trata de un tema ciertamente complejo; lo sé; cuyo enfoque varía mucho en función de la persona. Pero, como sucede con casi todo, la mejor solución pasa necesariamente por encontrar un equilibrio entre el uso de esas “herramientas” de las que os hablaba al principio (que no han de ser nocivas “per se”) y su abuso.

Ya me iréis contando que impresión os merece a vosotros.

Un saludo para todos.


Comentarios

  1. Muy buenos días mi estimado amigo. Ciertamente y notoriamente hemos dado un enorme salto en las telecomunicaciones, con respecto a internet y los nuevos moviles. Y ciertamente es una droga, incluso chavales de 10 a 15 años manejan mejor que uno los móviles...Y ciertamente veo un gran peligro primero para los chavales, pues suelen ser "adupidos" por enfermos pedrastas tras un falso nick en las diferentes redes sociales, por este lado veo un gran vacio en las leyes.... Por otro lado y cambiando de tema veo muy frio una relacion meramente por internet o videoconferencia, lo veo muy frio e insulso, si bien respeto a cada cual. Y sueles ver multitud de canales de chat porno. Qué suele ser una droga esto de las nuevas tecnologías pues ciertamente Si, hay gente enganchada casi todo el dia, entre chats paginas sociales, pornografia y sobre todo de juegos online...
    Un fuerte abrazo amigo Qar.

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    1. Así es, mi estimado Caballero.

      Pero..., y está es una apreciación mía que bien pudiera estar equivocada, muchas veces nos empecinaros en ver el lado malo de las cosas y en catalogarlas como un problema que hay que erradicar en lugar de apreciar su componente positivo y potenciarlo.

      De lo bueno podríamos sacar provecho todos y, de lo memos bueno; que también lo hay; extraeríamos las enseñanzas necesarias que nos permitieran evitar los errores, o las "trampas", que fueran apareciendo en nuestro camino.

      Un fuerte abrazo, compañero y amigo mio.

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  2. Todo lo que sea avance, ya sea en la vertiente tecnologica o cualquier otra, me parece positivo pues el abanico que se nos presenta se amplía y podemos gozar de ello, pero tambien queda claro que a mas libertad mas riesgo, y en el caso que nos ocupa con muy poco control.

    Respecto a las relaciones, decir que aunque personalmente no creia en esa posibilidad me parece tan valido como cualquier medio para el.contacto inicial y el seguimiento siempre que haya también contacto fisico...yo almenos disfruto de esas caricias, besos, el estar junto a alguien, aunque por supuesto que el medio ciber otorga cosas.positivas que en una relación diaria directa dejamos pasar porque la rutina hace que los detalles se difuminen...

    Tambien es bueno para saciar las fantasias momentaneas aunque la repeticion o aburre o engancha, según cada cual, perdiendo también el efecto inicial deseado...

    Es complejo pero como siempre, un buen uso asegura un buen disfrute...

    En la variedad está el gusto...a veces en directo, a veces ciber...no prescindir de nada ni abusar de ninguno, asi se pilla siempre con ganitas... Asi lo veo yo...

    Besines dulces y...suerte!!!
    A Tus pies

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    1. Ayyyyy...., mi "desconocida sierva". ¡¡Qué distinto tú parecer actual con aquel otro en tus inicios por este mundo!!

      En cierta forma, me apena un tanto haberte "robado" aquella ingenuidad de la que, antaño, hacías gala. no obstante, he de admitir que el objetivo era; precisamente; abrir tus ojos a todo cuanto, a día de hoy, contemplas con la mayor naturalidad.

      Ver más allá nos permite evolucionar, pero, al hacerlo, de forma inevitable, se pierden algunas cosas. Espero que, todo a cuanto has renunciado por entregarte a mi, no fuera indispensable en tu vida ni que su pérdida te origine tristeza.

      Un beso y un azote, mi dulce y madura sierva.

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    2. Que nada te apene, mi Señor, lo único que has hecho es entregarme más de lo que yo te he ofrecido, es amarme por encima de lo que creía posible, es respetarme con todo lo que soy y siento, es darme la libertad al permitirme mi esencia y es, sobretodo, acompañarme en esa vida, disfrutando los momentos bellos y apoyándome en los dolorosos.

      Todo a cuanto he renunciado es por algo mucho mayor, yo misma, mi sentimiento, mi forma de vida, y ella es mi entrega a Ti.

      Gracias mi Señor por permitirme ser Tuya
      A Tus pies

      Besines dulces

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