Born to be wild.

Posiblemente, las adversas condiciones climatológicas que están imperando en esta ciudad y sus alrededores no inviten demasiado a darse un “paseíto” en moto, pero lo cierto es que a los amantes de este tipo de vehículos se les están empezando a notar ya las ganas de fusionarse con sus máquinas y hacerse los dueños del asfalto.

Muchos de nuestros amigos lúdicos pertenecen a esta clase de espíritus libres que ansían echarse a la carretera y ponerse a devorar kilómetros mientras sienten el efecto de la velocidad en su estado más puro. No obstante, y dentro de su habitual línea de pensamiento, para ellos no todo se reduce a saber hacer gala de unas buenas dotes de pilotaje. Se trata, también, de dejar una honda impresión allá por donde pasen; y eso, ¿qué duda cabe?, solo se consigue a base de “estilo”.

La verdad es que muchas veces he pensado en el hecho de que parecen darle bastante más importancia a este último particular que a cualquier otra consideración; por lo que no os aconsejo que vayáis por ahí emulando sus comportamientos a pies juntillas; a no ser que vuestra verdadera pretensión sea la de no dejar a nadie indiferente (patrullas de carretera incluidas).

Si sois unos incondicionales de las dos ruedas, disfrutad al máximo de vuestra pasión, pero prometedme que no lo vais a hacer siguiendo el ejemplo de estos “locuelos” y que seréis algo más prudentes que ellos. Recordad el dicho: “solo existen dos tipos de motoristas, los que han sufrido una caída y los que la van a sufrir”.

Un saludo para todos y feliz y raudo finde.