Placer consentido.
Aunque sea mío tu
cuerpo
y me rindas pleitesía ,
clama en llanto tu entrepierna
al carecer de contento.
Es una más de las tretas
que se esconde en nuestro
acuerdo
y que confiere ese
toque
que tanto nos
satisface.
Resulta extraño
decirlo,
mas así es como sucede,
y, además, qué enorme
gozo
surge oculto tras la
espera.
Entre caricias hurtadas
y esas otras
permitidas,
estoy seguro: te inclinas
por el placer
consentido.
Sin duda mi Señor, esa es mi elección, contener mi cuerpo que ya es Tuyo hasta oír esas palabras que nos permiten el gozo tras la espera, y así inundar nuestros cuerpos de esa esencia solo nuestra...
ResponderEliminarSobra cualquiera de mis pobres palabras cuando junto Ti tanto he sentido, porque Tu me das sentido...Gracias mi Señor!
A Tus pies
Feliz noche y dulce descanso.
Costosa elección, sin duda,pues no resulta fácil abstraerse de las apetencias carnales por mera y simple obediencia.
EliminarPero también es cierto, bien lo sabes, que ofrece unas contrapartidas que de otro modo no resultaría posible obtener.
Que curioso resulta el funcionamiento de los cuerpos en función a sus motivaciones y qué distinta resulta una misma cosa dependiendo del contexto.
Un beso y un azote, mi dulce sierva.
Que delicia de placer consentido.......os acompañaria en tal lujuriosa velada......
ResponderEliminarCasi nunca coincide la percepción externa que se tiene de un acto con el verdadero alcance que, a la postre, se adquiere con la experiencia.
EliminarNo obstante, creo comprender las razones que motivan tu deleite. Las influencias son libres y las fuentes de las que bebemos abundantes.
Un saludo, Marina.