Esa oscura apetencia.
Orillado ante la cala
que tras tus nalgas se oculta,
tentado por esa gruta
que entre las dunas se asoma,
siento el oscuro
impulso de plantar allí mi enseña
reclamando como mío el
secreto que atesora.
Te tomo pues sin
recelo y acometo tu estrechura,
que no se diga que
apura con su presión este ariete,
y, así, en el dulce
gozo de esta unión contra natura,
de ese rincón
profundo, surja el placer pertinente.
Uncida de esta manera,
tu retaguardia rendida,
franqueado ya ese paso
que otras huestes no arremeten,
cedes tu plaza a este
cuerpo que tal entrada utiliza
y te fundes en el
fuego que a ese portal estremece.
Abrumada por tan directa declaración me invade el deseo de ofrecértelo sin reticencia ninguna, para que ese rincón sucumba al placer que le ofreces en esa oscura apetencia.
ResponderEliminarPreciosas palabras que definen aquello que anhelas hacer con esta esclava de Tu pertenencia, y de ese modo me entrego a Ti en ese o en cualquier otro deseo.
Feliz día mi Señor
Besos lascivos
A Tus pies
"...en ese o en cualquier otro" Toda una declaración, mi dulce sierva, y todo un desafío.
ResponderEliminarPero... qué seguridad tras tus palabras al conocer su sentido; qué profundidad tras su trasfondo al enhebrar su calado; qué orgullo, en definitiva, vislumbrar el sereno alcance de tus atenciones y el dichoso afán por cumplir tus cometidos.
Un beso y un azote, esclava.