Desencanto.
No voy a decir que,
de un tiempo a esta parte, no existan sobrados motivos como para experimentar
un notable desconcierto o, incluso, una justificada desazón. Son muchas las personas de este país que ven
como su futuro se torna más negro a cada día que pasa y resulta tangible y
evidente que las cosas no van a mejorar, al menos a corto plazo.
Mas, también resulta
muy cierto que, a pesar de todas esos oscuros presagios que nos roban el sueño,
no deja de haber personas (y en número bastante nutrido, por cierto) que
tienden a derrumbarse por las cuestiones más nimias. Esto nunca me ha parecido
razonable pero, en las actuales circunstancias, aún me lo parece menos. Se trata
de personas que deambulan por la vida como si esta fuera una película donde se
pudiera aplicar la pausa o el avance rápido a su gusto y conveniencia. Pretenden
vivir una sucesión de escenas escogidas a la carta; sin transiciones, sin
esfuerzo, sin esperas; y se enfadan con el mundo cuando no son capaces de aplicar
su particular filosofía a la realidad.
A este respecto, he leído
recientemente una columna de opinión en un periódico local que versaba,
precisamente, sobre esta cuestión. Iba firmada por Carmen Pérez Novo que,
además de ejercer la profesión de ginecóloga, suele colaborar con cierta
asiduidad con artículos en prensa que versan sobre multitud de cuestiones. No
siempre suelo coincidir con sus opiniones pero, en esta ocasión, estoy
completamente de acuerdo con todo lo que expresa.
El artículo en
cuestión lleva por título “Perniciosa
adicciones” y lo reproduzco a
continuación textualmente:
Es más que probable que
algunas personas que tienen los ojos puestos en estas líneas se hayan
preguntado, en más de una ocasión, qué han hecho para merecer tantas penurias.
Otras, quizás, se hayan repetido hasta la saciedad cuál será el verdadero propósito
de su existencia en este mundo lleno de desgracias. Y tan solo unas pocas, de
cuando en cuando, sientan la necesidad de dar las gracias por todo aquello que
han conseguido.
Y es que así es nuestra
existencia en este planeta. La mejor de las vidas está llena de derrotas,
frustraciones y sufrimiento. Ninguna, por maravillosa que sea, si libra de
dificultades y retos. De hecho, los contratiempos, desafíos y fracasos son los
que nos hacen fuertes y sabios. Podemos huir de ellos, sentirnos amargados y
frustrados, llenos de rencor y resentimiento. O, por el contrario, hacerles
frente y mejorar con su aprendizaje. Y ahí radica la cuestión. Aunque, para
ello, es necesario un gran esfuerzo personal. Y mucha disciplina.
Por eso, para muchas
personas resulta relativamente fácil. Otras muchas, sin embargo, cuando las
circunstancias personales son duras, sienten la imperiosa necesidad de
evadirse, de escapar de esa dolorosa realidad. E inician una evasión hacia el
sexo, el alcohol, las drogas o la obtención de dinero y cosas materiales al
precio que sea, una fuga, en definitiva, hacia paraísos artificiales, creyendo
con ello disolver esas durezas de la vida, esa existencia cotidiana, dura,
dolorosa, aburrida, poco soportable, estrecha, anodina. Pero esa avidez de
pasiones fuertes, ese viaje salpicado de novedades excitantes tiene un alto
precio. Nunca acaba bien porque es un camino sin salida. Adormece
transitoriamente el sufrimiento. Pero no enfoca el tema con afán de superarlo e
integrarlo en lo que debe ser un proyecto de vida coherente y realista; es
decir, con las menores contradicciones posibles. Porque estos terribles y
<<atractivos>> hábitos dañinos prometen libertad, pero dan todo lo
contrario. Sin apenas percibirlo, te dejan hecho añicos, como un pelele sumiso
y subordinado a ese dueño fanático y devorador.
Por eso, no debemos
olvidar que el ser humano se hace fuerte en los fracasos, si sabemos asumirlos,
obtiene un sólido aprendizaje y los pone en su justo punto. Porque la
frustración, el sufrimiento, el dolor ayudan a madurar. Es lo contrario que nos
ocurre con las satisfacciones. La felicidad es el sufrimiento superado con amor
y vuelta a empezar de nuevo. Y es que así es la vida.
Espero que, entre
ella y yo, hayamos sido capaces de exponer este fenómeno de un modo claro y
conciso. Sin duda que las cosas no suelen ser de color de rosa y los
cuentos son solo eso, cuentos. De nuestros esfuerzos podremos extraer las
enseñanzas que nos ayuden a realizarnos y crecer como personas pero, eso, no
tiende a suceder del modo en que solemos pensar ni, tampoco, tiene lugar de un
día para otro. Ya después, cada cual puede sacar sus propias conclusiones.
Un saludo a todos.
La vida nunca es lo que esperamos, nuestro inconformismo nos lleva siempre a desear más y mejor, pero ella misma se encarga de mostrarnos otras caras que no nos habíamos planteado y depende de como nos enfrentemos a ello conseguiremos un crecimiento personal o una derrota.
ResponderEliminarOjalá pudiera decirte otra cosa, pero la verdad es que he sentido muchas veces ese desencanto, me he abandonado en los brazos de la desesperación sintiendo como mi ser desfallecía una y otra vez, y me he preguntado ¿porque yo?...
Pero debo decir también que por ese sentimiento, llegas a sentir que necesitas las pequeñas cosas para mantenerte viva, que solo a través de su apreciación puedes continuar sin rendirte.
Quizás sea solo un mecanismo de defensa pero necesito aferrarme a todo cuanto tengo que me hace bien y agradecerlo porque siempre podría ser peor.
Me siento afortunada aunque eso no signifique que lo tengo todo, que no pudiera ser mejor y que no luche por conseguir que así sea, pero no sería justa si no viera cuantisimo tengo por agradecer.
Y...no me alargo mas...disculpa el rollazo...
Besines
A Tus pies
Y... ¿por qué (digo yo) unas cosas han de ser más pequeñas que otras a la hora de valorarlas? ¿Qué es lo que les confiere su precio? ¿El dinero, el prestigio, el éxito? ¿Dónde radica su esencia?
ResponderEliminarYo solo busco aquello que me haga feliz haciéndome sentir pleno. Seguro que no serán las mismas cosas que al resto (cada uno tenemos nuestra propia óptica) pero no estoy interesado en convencionalismos o en ser aquello que otros esperan que sea.
A mi me gusta no hacer demasiados planes y, en definitiva, disfrutar de lo que nos ofrece el presente. Puede que el futuro no tenga a bien volver a concedérnoslo.
Un beso y un azote, mi dulce sierva.
Pues....¿sabes que? que tienes razón!!!...y bien sabes que desde que te sirvo lo procuro...aprender del ayer, vivir del ahora, para quizás un mañana...
EliminarBesines y...gracias mi Señor!
A Tus pies.
Me gusta mucho la elección de fotografías que haces para acompañar los textos.
ResponderEliminarUn saludo.
Me alegro de que, las instantáneas que elijo para ilustrar mis pensamientos, resulten de tu agrado. No tiene mucho mérito por mi parte; la verdad; tan solo buscar aquellas que ejemplifiquen mejor mis inquietudes, pero supongo que también eso dirá algunas cosas sobre mi.
EliminarMuchas gracias niusca y bienvenida a la ciudad.