Límites.
Como bien sabéis todos cuantos
estáis al día de lo que se viene cociendo en esta ciudad, no ha mucho que mi
estimada sierva me puso en un pequeño brete al plantearme cierta consulta. Lo
cierto es que la “preguntita” en cuestión se las trae pero, como he sido yo
quien ha abierto las puertas a la posibilidad de que me fuera formulada, ahora
toca ser fiel a la palabra emitida y expresar claramente mi opinión aún a
riesgo de adentrarme en terreno resbaladizo.
Para aquellos que no lo sepan, lo
que dana deseaba era conocer mi postura acerca de los límites que se dan dentro
de una relación D/s, pero, como se trata de una cuestión tan delicada (a la par
que subjetiva), antes de entrar de lleno en ella me gustaría compartir con
todos vosotros unas líneas que leí hace ya algún tiempo y que; aunque parezca
que no tienen mucho que ver con lo que aquí se va a tratar; veréis como al
final cobran mucho sentido.
Se trata de un fragmento extraído
del libro “El otro lado del sexo”
donde la autora, Valérie Tasso, rememora una conversación mantenida con un
amigo de tendencias sumisas. Dice así:
- Esto del SM es una mierda,
Valérie – me dijo un día, mientras introducía en su portátil una peli porno de
Amrita, una dómina japonesa muy famosa entre los entendidos.
- ¿A qué te refieres? Pensaba
encontrar cosas peores. La verdad es que casi todos sois buena gente y vivís el
tema de manera muy sana, con mucho respeto.
- No. Eso es una mierda. Cuando
empiezas, estás acabado. Porque siempre pones tus límites un poco más allá. Y
volver atrás no te interesa. Al principio, me excitaba con fustazos. Después,
quise probar otras cosas. Ya no sé adónde voy a parar. Me da miedo.
Aquellas palabras me
atormentaron. Me dijo que el mayor riesgo del SM es que podía llegar el momento
en el que todo pareciera insípido. No estoy del todo de acuerdo con él.
Teniendo conciencia de la situación y siendo suficientemente maduro, puedes
evitar los peligros. De la misma forma que ante el hambre no hay que comer
compulsivamente para no acabar enfermo, en el SM ocurre lo mismo.
Volveré después sobre estas
palabras para argumentar con ellas mis ideas pero, ahora, ha llegado el momento
de develar de qué están compuestos los pilares sobre los cuales descansa mi
filosofía.
En primer lugar, decir que, para
mí, existen dos tipos de límites. Unos son los que vienen dictados por el
sentido común y otros los determinados por el carácter personal de cada cual.
Los primeros nunca debería ser sobrepasados (aunque, indudablemente, no deja de
haber quien lo hace aún a riesgo de causar un grave quebranto en su propia
integridad; física o mental; o en la de los demás). Los segundos, en cambio,
siempre son susceptibles de ser superados, aunque, con esto, no quiero decir
que esto sea algo que haya de hacerse de forma obligatoria. No obstante, la
mera posibilidad de que tales barreras puedan ser franqueadas en algún momento,
ya constituye un importante paso hacia adelante en lo que al planteamiento
sobre límites se refiere.
Rutina e inmovilismo son dos de
los peores enemigos con los que cuenta el sostenimiento de cualquier tipo de
relación personal, y aquellas que pudieran estar teñidas por atributos de
índole D/s no van a ser una excepción.
Para mí, el hecho de poder ir
superando ciertos límites supone la culminación de un desafío, la recompensa al
esfuerzo y dedicación compartidos pues, no olvidemos, las relaciones D/s son un
trabajo que se reparte entre dos personas, cada uno desde su propio rol pero,
siempre, avanzando en paralelo.
Los límites de este tipo no
tienen por qué ser del todo inamovibles y, para que se me entienda mejor,
intentaré explicarlo con un ejemplo. Si en algún momento decidimos iniciar la
práctica de un deporte, todos somos conscientes de nuestras limitaciones al
principio. ¿Alguien medianamente realista se creería con posibilidades de ganar
el Tour de Francia sin ser capaz de mantener el equilibrio sobre una bicicleta?
Resulta obvio, ¿verdad? Pues, con el bdsm sucede un poco lo mismo. De entrada
existen muchos límites pero, estos, no vienen determinados por una incapacidad
innata si no, simplemente, por una falta de preparación o, si se quiere, de
conocimiento. Con el tiempo, y una guía adecuada, todo se irá desarrollando de
forma gradual y será entonces cuando
cada persona podrá descubrir donde están realmente sus límites.
En ese sentido, la paciencia (sí, la
odiada paciencia) se muestra tremendamente importante pues no resulta demasiado conveniente
imprimir un ritmo excesivo al avance. Volviendo al símil deportivo, un sobreesfuerzo;
sobre todo si es continuado; tiene todos los visos de convertirse en una
lesión que, a la postre, echaría por tierra gran parte del trabajo realizado
con anterioridad.
Así mismo, tenemos que ser
conscientes de nuestras propias capacidades y ser realistas con respecto al
hecho de que no todas las personas pueden proclamarse campeonas del mundo en su
propia categoría. Igual de engañoso resulta el hecho de estar viendo
limitaciones por todas partes, como la tozudez de no reconocerlas en ningún
sitio.
Un rasgo que, a mi entender, refleja
de una forma un tanto negativa la percepción que se tiene de los límites dentro
de la relaciones D/s es que, estos, parecen ir ligados de forma casi exclusiva
a las prácticas de carácter físico. La superación genera confianza y, en ese
sentido, cualquier campo puede sernos de gran utilidad para trabajar ese
concepto. Las pequeñas fobias o miedos cotidianos pueden ser una buena
oportunidad para plantear desafíos (siempre de forma medida y razonable), que
sin tener una relación específica con la
D /s, si que pueden servir para generar una mayor autoestima.
La labor de quien ejerce el rol
dominante es muy importante en ese sentido. Es, por así decirlo, el entrenador
responsable de obtener el máximo potencial de aquel que se pone en sus manos. A
veces, tendrá que mostrarse un pelín exigente si ve que el rendimiento de una
persona está por debajo de sus posibilidades, pero, en otras ocasiones, también
puede verse obligado a refrenar unas ansias un tanto desmedidas como, tal vez,
pudiera ser el caso del amigo de Valérie que hemos visto antes. Siempre he
pensado que, por principio, un dominante a de velar por el bienestar y el
equilibrio de quien se le ofrece, y eso incluye; como también apuntaba Valérie;
retirar el plato de la mesa cuando existe el riesgo de que la ingesta pueda
resultar excesiva y/o dañina.
Resulta evidente que las siglas
bdsm conllevan un alto nivel de exigencia, pero eso no implica que su objetivo
consista en desfondar a un ser humano. En ocasiones, tan importante es saber
pararse como saber parar a los demás. Hay quien confunde esto con una falta de
confianza o con un desprecio hacia las cualidades de quienes se someten, pero
lo cierto es que de poco sirve desplazarse muy rápido si, al hacerlo, estamos
sacrificando la posibilidad de llegar más lejos.
Bien dana. Esa es mi opinión
sobre este tema. Espero que haya resultado de tu agrado, aunque, en este caso,
creo que has jugado con un poquito de ventaja ¿No es así? O... ¿acaso existe una segunda intención
escondida tras tu inocente demanda…?
Un saludo para todos (…y un beso
y un azote para ti, mi dulce y revoltosa sierva).
Ha respondido excelentemente bien a la requisitoria de su niña (jeje)...
ResponderEliminarDe acuerdo a mi sentir, todo el camino que se va transitando, compete casi exclusivamente a la entrega de la libertad por parte del sumiso, y a la apropiación de su voluntad, por parte del Amo, paulatinamente, con el ritmo que imponga el conocimiento, experiencia, conciencia, prudencia, de este último... Aquí llegamos, a lo que Ud plantea al final, que no se trata sólo de límites físicos... Yo creo, indudablemente, que los límites se van superando, ése es el mayor desafío y prueba...
Interesante tema, gracias por compartirlo...
Saludos respetuosos desde mis olas azules...
Me alegro de haber podido estar a la altura de la pregunta (o eso espero) pero soy muy consciente que, sobre esta cuestión, aunque existan unas bases comunes, cada uno de nosotros tenderá a aplicar sus propios matices.
EliminarSiempre suelo acabar recurriendo a la misma cantinela. Si es sano, seguro y consensuado..., ¿dónde está el problema?
Un saludo algamarina y gracias a ti por tu aportación.
Buffffffffff qué manera de explayarse,asturianín. Ya puede, su amada sierva Dana tomar nota eh, que creo que sí leerá todo con puntos y comas jejeje.
ResponderEliminarYo pienso, que como todo, cada uno tiene sus propias normas. Y concuerdo contigo en que no hay que pegarse atracones y que es mejor ir saboreando poquito a poquito.
Un beso pues.
Sí. Creo que sobre esta cuestión no íbamos a tener demasiadas desavenencias ¿verdad?
EliminarPerdón por la chapa pero es que cuando cojo la moto...
Recibe el más cordial de los saludos.
Pido disculpas por adelantado porque sé que en este comentario me voy a alargar quizás en exceso, pero creo que la deferencia que has tenido al contestar a mi “preguntita” lo merece...
ResponderEliminarEmpezaré contestando por el final, pero creo que es de justicia, responder lo primero a Tus preguntas…¿jugar con ventaja? ¿segunda intención escondida? Puesto que creo te conozco algo más que el resto de visitantes de la ciudad si juego con un poco de ventaja, pero mi única intención, que no creo que esté muy oculta, es aprovechar la oportunidad que nos diste y conocer más de Tu pensamiento, leer Tus palabras, empaparme de Tu forma de ver/entender, puesto que estoy a Tu servicio y toda información de Ti es un valioso tesoro…
Veo muy cierta la cuestión que Valerie quiere reflejar en ese fragmento, y es el problema que veo yo en entregarse en cuerpo y alma a algo que te gusta, pues existe un riesgo muy elevado de centrarte en ello en demasía y por lo tanto, a medida que adquieres el hábito, superas las dificultades y te adentras en sus placeres, siempre deseas más...por eso mi Señor, tantas veces te suplico que no me permitas despreciar esas “pequeñas” cosas que tanto me hacen disfrutar hoy pues creo que es un síntoma de eso que relatan. Deseo que aunque avancemos pues así debe ser, no dejes que mis ansias me absorban y me pierda…Yo también tendría miedo como él sino fuera porque sé que eres Tu quien gobierna y me has demostrado que puedo confiar.
Con ello enlazo con el hecho de que Tu distingues entre dos tipos de límites, uno de ellos dictado por el sentido común, pero ya se sabe lo que se dice de él, y por ello creo que debemos asegurarnos mucho mucho de que el sentido común de quien nos va a guiar tenga un mínimo de coherencia y se ajuste al máximo a nuestra propia lógica, porque no querría yo verme en manos de un insensato que con sus alocadas decisiones nos pusiera en riesgo…Ese límite, en nuestro caso, creo que es más cosa Tuya, corrígeme si me equivoco, pues seguro que en infinidad de ocasiones sentirás el ímpetu de ir más allá, y debes hacer prevalecer esa lógica para nuestro bienestar.
El otro límite en cambio, es el que a mí me atormenta un poco más, quizás sea por mis ansías, por mi poca paciencia, por mi exigencia desmedida, por mi…podía seguir hasta el infinito, pero es justo por eso que dices del inmovilismo que acaba con cualquier relación que más le temo a quedarme estancada. Sé que no lo permitirás, sé que me exigirás si crees que puedo dar más y sé que debo confiar en ello y dejarme llevar, sin querer correr antes de saber andar…
Tomo nota por supuesto, de todo cuanto has reflejado en este post, porque siempre hay enseñanza para mí en Tu pensamiento.
Muchísimas gracias por la molestia que te has tomado en contestar.
Besos, caricias y cuanto desees…
No tienes que pedir disculpas, mi dulce dana, ni tampoco darme las gracias. Ha sido un placer.
EliminarEn cuanto a la amplitud del comentario..., si yo no dejo de predicar la paciencia ¿acaso me iba importunar el hecho de tener que leer un poquito?
Me han encantando tus reflexiones pero..., sigo pensando que hay algo más.
Un beso y un azote.
Algo más?...como siempre mi Señor ves mis necesidades antes que yo misma las haya identificado...y por ello...detectas que hay algo mas...
EliminarHay ganas de superación, necesidad de superar límites y temor a la vez de sentir esa necesidad, por ello mi Señor, planteé esta pregunta entre muchas posibles al darnos la oportunidad... quería saber como Tu lo ves...leer de Ti aquello que calme mis ansias y me permita disfrutar cada momento, dejando en Tus manos el cuando y el como...en definitiva...ser Tu sumisa.
No puedo dejar de darte las gracias, porque sabes que Tus palabras y Tus actos me ayudan en este camino que junto a Ti recorro...
A Tus pies y feliz día!