Convencionalismos. (III)



Un poco en relación con lo expuesto en las anteriores entradas de esta serie, existen ciertos comportamientos o prácticas de índole sexual que, en determinadas circunstancias (caso de ciertos modos de entender D/s) parecen no estar demasiado bien vistos al ser considerados como algo que, en cierta forma, merma la autoridad que los dominantes ejercen sobre sus sometidos.

Concretando un poco más, parece como si ciertas personas pensaran que cuando una Ama le efectúa una felación a su esclavo, o una sumisa puede disfrutar de un cunnilingus proporcionado por su Señor, constituyera un contrasentido y que, si se adopta el rol dominante, incidir en ese tipo de actividades fuera algo así como degradarse (con el, además, consiguiente desprestigio).

No voy a entrar aquí a valorar que resulta más idóneo o si es o no conveniente ofrecer a nuestros sometidos esas formas de placer. Pero si el motivo para no hacerlo resultara ser el mismo que he dejado expuesto un poco más arriba, entonces, con la mayor sinceridad, he de reconocer que no alcanzo a comprender esa forma de dominación.

¿Qué he querido decir con eso? Simplemente: una de las mayores “ventajas” que precisamente ofrece el ejercicio del dominio sobre otra persona reside en la total disponibilidad de esta a satisfacer las apetencias o gustos de aquel a quien se entrega; y si entre esos gustos figuraran las mencionadas variantes… ¿qué debería impedirles llevarlas a la práctica? Si, como he dicho, la única razón obedece a que no esté bien visto o a la creencia de que no resulte apropiado… ¿no estarían esos mismos dominantes privándose a sí mismos de la autoridad que se les supone? Y…, al hacerlo, ¿no estarían cediendo su propia libertad de elección ante un mero (y cuestionable) formulismo?

Resulta, cuanto menos, paradójico que sea precisamente dentro de la propia esfera bdsm desde donde se trata de imponer un acotamiento inamovible y una serie de premisas de obligado cumplimiento cuando en el origen de esta tendencia subyace la necesidad de rebelarse contar lo establecido y la demanda irrenunciable de poner vivir nuestra propia sexualidad de la forma que estimemos más oportuna.

Todos cuantos, de una forma u otra, sentimos la llamada del bdsm, deberíamos de ser los primeros interesados en no caer en el delirio dogmático y no olvidar nuestras verdaderas máximas que son las de: “sano, seguro y consensuado”. Más allá de eso, las puertas hacia nuestra diversidad deberían quedar siempre, al menos, un poquito entreabiertas.

Un saludo a todos.


Comentarios

  1. Muy cierto este convencionalismo que reflejas hoy....y me ha hecho pensar que tambien pasa eso al afrontar temas mas cotidianos, pues parece que hay alguna norma universal que prohibe a los Domis disfrutar de placeres, si quieres banales, con su sumis@, no sea que pierda todo el prestigio....un ejemplo de eso puede ser disfrutar de un simple paseo, un helado o un cine....

    Para mi es muy triste perder la naturalidad en la relacion y limitarse, una vez mas, a ciertas reglas preestablecidas ves a saber x quien....

    Yo valoro que un Dominante decida por si mismo, y si en sus deseos está complacer a su sierva o disfrutar juntos de algo no puramente D/s, porque no hacerlo? A caso le mandan a El???...pues...con perdon...pero...maldita la gracia!!!!

    Volvemos a restar en vez de sumar...ahora que como siempre....cada uno decida su camino....yo personalmente deseo que Tu, mi Señor, disfrutes conmigo y de mi, como te plazca....

    Besitos...feliz descanso y feliz finde!!!!

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    Respuestas
    1. Decisiones. Acciones. Consecuencias. Todo en la vida se rige mediante la misma pauta inalterable.

      Somos libres solo en parte, pues todos somos esclavos de nuestros actos.

      Nuestras opciones nos impulsan pero, a la vez, nos limitan. De ahí lo difícil de enfrentarse a una elección.

      Buen finde para ti también, mi dulce dana.

      Un beso y un azote.

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